Emimlio Juan Brignardello Vela
Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que el cambio climático eleva las temperaturas globales, ha surgido una tendencia preocupante en México: una proporción significativa de las muertes relacionadas con el calor involucra a personas menores de 35 años. Un estudio publicado en la revista Science Advances revela que más de tres cuartas partes de tales fatalidades ocurrieron entre adultos jóvenes y niños, un contraste marcado con la percepción común de que solo los ancianos están en riesgo por el calor extremo. Los investigadores analizaron datos de mortalidad desde 1998 hasta 2019, concluyendo que las personas menores de 35 años son particularmente vulnerables, incluso en condiciones de calor moderado. Andrew Wilson, un científico social ambiental de la Universidad de Stanford y uno de los autores del estudio, destacó que las vulnerabilidades fisiológicas de las poblaciones más jóvenes a menudo pasan desapercibidas en las discusiones sobre los riesgos relacionados con el calor. Medir las muertes relacionadas con el calor presenta desafíos, ya que los certificados de defunción frecuentemente atribuyen las fatalidades a causas inmediatas como el fallo cardiovascular en lugar de la exposición al calor. Para sortear esto, los investigadores emplearon métodos estadísticos para correlacionar las tasas de mortalidad diarias con las fluctuaciones en la temperatura de "bulbo húmedo", una medida compuesta de temperatura y humedad que indica cuán efectivamente el cuerpo humano puede enfriarse a través de la sudoración. Los hallazgos subrayaron la comprensión tradicional de que los adultos mayores, particularmente aquellos mayores de 70 años, son susceptibles a temperaturas extremas. Sin embargo, el estudio reveló inesperadamente que tanto los niños muy pequeños como los adultos en edad laboral, particularmente aquellos de 18 a 34 años, experimentaron una mortalidad significativa a umbrales de temperatura mucho más bajos. La mayoría de las muertes relacionadas con el calor en estos grupos demográficos ocurrieron a temperaturas de bulbo húmedo alrededor de 75 grados Fahrenheit, lo que se traduce en aproximadamente 88 grados Fahrenheit a un 50 por ciento de humedad. Esto es alarmante, ya que los modelos climáticos sugieren que, si bien las olas de calor extremo pueden volverse más frecuentes, el número de días moderadamente cálidos—que parecen ser responsables de muchas muertes jóvenes—aumentará aún más drásticamente. Las proyecciones indican que las fatalidades relacionadas con el calor entre niños y jóvenes adultos podrían aumentar un 32 por ciento para finales de este siglo, una estadística preocupante que revela la urgente necesidad de acción. El estudio también iluminó posibles razones detrás de la vulnerabilidad de estos grupos más jóvenes. Los niños menores de cuatro años tienen dificultades con la termorregulación y carecen de la capacidad para escapar del estrés por calor de manera efectiva. En contraste, los adultos jóvenes a menudo participan en actividades físicamente exigentes durante los días más calurosos, ya sea en deportes o trabajos de alta carga laboral. Algunos análisis de registros de defunción han identificado que los hombres en edad laboral se encuentran frecuentemente entre aquellos que sucumben a las condiciones climáticas extremas. Los factores socioeconómicos también contribuyen a esta vulnerabilidad. R. Daniel Bressler, otro autor del estudio, enfatizó que no solo se trata de la resiliencia fisiológica; las condiciones económicas y sociales también elevan la exposición de estos grupos a los riesgos del calor. Abordar esta tendencia alarmante puede no ser insuperable. Los expertos sugieren que implementar regulaciones de seguridad ocupacional más estrictas podría reducir drásticamente las muertes relacionadas con el calor entre los adultos jóvenes, particularmente en el sector laboral. Drew Shindell, un científico climático no involucrado en el estudio, señaló que existen medidas accionables para mitigar estos riesgos, a diferencia de algunos desafíos climáticos que podrían parecer insuperables. En respuesta a la creciente preocupación, la administración Biden ha anunciado nuevas regulaciones que obligarían a los empleadores a establecer protocolos de seguridad contra el calor, asegurando que los trabajadores tengan acceso a hidratación y áreas de descanso sombreadas cuando trabajen en altas temperaturas. Si bien este estudio pone de relieve los riesgos del calor en México—un país con un clima cálido y registros de mortalidad detallados—sigue siendo incierto cómo se manifestarán estas tendencias en naciones más ricas como Estados Unidos, donde el aire acondicionado es más prevalente y las prácticas laborales difieren notablemente. Los investigadores están actualmente analizando datos de mortalidad relacionados con el calor en EE. UU. y Brasil para obtener más información. A medida que las temperaturas aumentan y los impactos climáticos se intensifican, los hallazgos de México sirven como una advertencia grave para naciones más pobres y cálidas con una fuerza laboral más joven que enfrenta demandas de trabajo manual. Los datos sugieren que, a medida que avanza el cambio climático, los jóvenes podrían soportar el peso de las crisis de salud relacionadas con el calor, subrayando la necesidad crítica de una acción inmediata para proteger a este grupo vulnerable de los peligros crecientes de un mundo en calentamiento.