Emimlio Juan Brignardello Vela
Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En una reciente entrevista en "Meet The Press" de NBC, el presidente electo Donald J. Trump reavivó un debate controvertido sobre las vacunas y el autismo, sugiriendo que Robert F. Kennedy Jr., su elección para secretario de salud, debería investigar más a fondo el asunto. Esta afirmación refleja la postura de larga data de Trump sobre el tema, que afirma haber promovido durante más de una década. Durante la conversación, la presentadora Kristen Welker mencionó el alarmante aumento en los diagnósticos de autismo en Estados Unidos, lo que llevó a Trump a comentar: "Creo que alguien tiene que averiguarlo". Expresó su disposición a explorar diversas posibles causas del aumento del autismo, incluida la teoría desacreditada que vincula las vacunas con la condición. "Quizás sea el cloro en el agua, ¿verdad? Sabes, la gente está mirando muchas cosas diferentes", comentó, indicando una disposición a considerar una variedad de hipótesis sobre las causas del autismo. El aumento del autismo es, de hecho, notable, con datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que muestran que aproximadamente uno de cada 36 niños en EE. UU. es diagnosticado con trastorno del espectro autista, un incremento drástico de uno de cada 150 en el año 2000. Sin embargo, los expertos atribuyen este aumento en gran medida a una mayor concienciación y mejores prácticas de diagnóstico, en lugar de algún cambio en los factores ambientales o en las prácticas médicas. La noción de que las vacunas son responsables del autismo ganó terreno en 1998, tras un estudio ahora retractado liderado por el investigador británico Andrew Wakefield. Su artículo afirmaba falsamente un vínculo entre la vacuna MMR y el autismo, lo que generó una amplia preocupación pública. Sin embargo, investigaciones posteriores han desmentido repetidamente esta teoría. El Instituto de Medicina (ahora la Academia Nacional de Medicina) realizó una revisión exhaustiva en 2012, concluyendo que "la vacuna M.M.R. no está asociada con el autismo". Un estudio similar en Dinamarca confirmó estos hallazgos en 2019. A pesar del abrumador consenso científico que desacredita el vínculo entre vacunas y autismo, Kennedy ha continuado defendiendo estas ideas, reforzando una narrativa que muchos expertos en salud consideran peligrosa. Hace solo unos meses, en una entrevista con el comentarista libertario John Stossel, Kennedy afirmó sin ambigüedades: "el autismo es causado por las vacunas". Esta posición no solo contradice una amplia evidencia científica, sino que también contribuye al creciente escepticismo hacia las vacunas, que representa un desafío significativo para la salud pública. La sugerencia de Trump de que Kennedy investigue la teoría de la vacuna-autismo ha levantado cejas entre funcionarios de salud pública y defensores de la medicina basada en la ciencia. Los críticos argumentan que tal investigación podría otorgar una credibilidad indebida a una teoría desacreditada y potencialmente distraer de la urgente necesidad de abordar preocupaciones genuinas de salud pública, como las tasas de vacunación y la protección de la inmunidad colectiva. A medida que la nación lidia con las complejidades de los diagnósticos de autismo y la importancia de las vacunaciones, las implicaciones de las declaraciones de Trump y el posible papel de Kennedy en la política de salud siguen siendo significativas. El diálogo en torno a estos temas indudablemente influirá en la percepción pública y en las decisiones de salud en los próximos años, lo que hace crítico basar las discusiones en evidencia científica establecida en lugar de teorías desacreditadas.