Los ganadores del Premio Nobel se unen contra la nominación de Kennedy al DHHS y advierten sobre riesgos para la salud pública.

En una muestra de unidad sin precedentes, más de 75 ganadores del Premio Nobel han firmado una carta instando al Senado a rechazar la nominación de Robert F. Kennedy Jr. como jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS). Esta acción colectiva de laureados estimados —un grupo que típicamente es reticente a involucrarse en la política— surge en respuesta a las preocupaciones sobre las controvertidas opiniones de Kennedy y su historial de antagonismo hacia las instituciones de salud pública y los principios científicos establecidos. La carta, que fue obtenida por The New York Times, destaca las inquietudes de los laureados respecto a las calificaciones de Kennedy para liderar una agencia encargada de salvaguardar la salud pública y supervisar la investigación biomédica vital. Richard Roberts, un laureado con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina, enfatizó la gravedad de este asunto, afirmando que los ataques políticos a la ciencia son "muy dañinos" y merecen una respuesta de aquellos que han dedicado sus carreras a la investigación científica. El historial de Kennedy como crítico vocal de la medicina convencional genera alarmas entre los firmantes, quienes argumentan que su confirmación podría poner en peligro la salud pública en los Estados Unidos. La carta critica de manera contundente la oposición de Kennedy a prácticas de salud ampliamente aceptadas, incluyendo las vacunaciones y la fluoración del agua potable, advirtiendo que su liderazgo podría socavar la posición de Estados Unidos en las ciencias de la salud global. Los laureados también cuestionaron la promoción de teorías de conspiración por parte de Kennedy, incluyendo la afirmación infundada de que las vacunas causan autismo y su negación de la ciencia establecida respecto al virus del VIH y el SIDA. Sus comentarios incendiarios se extienden a sugerencias de que la pandemia de coronavirus ha atacado selectivamente a ciertos grupos étnicos, complicando aún más su candidatura. Además, la carta expresa serias preocupaciones sobre la postura confrontacional de Kennedy hacia las mismas instituciones que tendría la responsabilidad de supervisar. Sus amenazas pasadas de despedir empleados de la Administración de Alimentos y Medicamentos y sus promesas de reformar los Institutos Nacionales de Salud levantan banderas rojas para los científicos que ven a estas organizaciones como fundamentales para la salud pública. Los firmantes de la carta incluyen figuras prominentes en diversos campos científicos, como Victor Ambros y Gary Ruvkun, quienes fueron galardonados con el Premio Nobel en Fisiología o Medicina de este año, así como Daron Acemoglu y Simon Johnson, que ganaron el Premio Memorial Nobel en Ciencias Económicas 2024. Sus voces colectivas subrayan la crítica intersección entre la ciencia y la política, como señala el Dr. Harold Varmus, un laureado con el Nobel en 1989, quien observa que el progreso científico está intrínsecamente ligado al clima político en el que opera. A medida que el Senado se prepara para considerar la nominación de Kennedy, los laureados esperan que su carta pueda influir en algunos senadores para que reconozcan la importancia de salvaguardar la salud pública. El Dr. Roberts expresó optimismo de que incluso un impacto modesto podría resultar decisivo para bloquear el nombramiento. "No nos eligieron para que los matáramos", declaró, articulando un sentido de urgencia que resuena en toda la comunidad científica. Con el equipo de transición de Trump manteniéndose en silencio en respuesta a la carta, el destino de la nominación de Kennedy ahora está en la balanza, en medio de un creciente escrutinio por parte de algunas de las voces más respetadas en la ciencia. El resultado podría tener implicaciones duraderas para la política de salud pública y la integridad de la investigación científica en los Estados Unidos.