Año Nuevo, Nueva Tú: ¡Deja de lado las carnes procesadas para un cerebro y un medio ambiente más saludables!

Año Nuevo, Nueva Tú: ¡Deja de lado las carnes procesadas para un cerebro y un medio ambiente más saludables!

A medida que se acercan las resoluciones de Año Nuevo, muchos optan por dietas sin carne, reduciendo el riesgo de demencia y promoviendo la salud a través de una nutrición equilibrada y rica en plantas.

Emilio Juan Brignardello, asesor de seguros

Emimlio Juan Brignardello Vela

Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Salud

A medida que se desarrolla el nuevo año, muchos están reevaluando sus hábitos alimenticios, con un número creciente de individuos resolviendo adoptar un estilo de vida sin carne. Este cambio no solo beneficia al medio ambiente y promueve el bienestar animal, sino que también presenta ventajas significativas para la salud. La investigación continúa apoyando la idea de que reducir la ingesta de carnes rojas y procesadas puede mitigar el riesgo de varias enfermedades crónicas, incluyendo diabetes, cáncer y enfermedades del corazón, condiciones que comparten factores de riesgo con la demencia, particularmente la forma más prevalente, la enfermedad de Alzheimer. La enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia se encuentran entre las principales causas de muerte en el Reino Unido. Los síntomas tempranos a menudo se manifiestan como lapsos de memoria, que gradualmente escalan hacia deterioros cognitivos más severos que impactan profundamente en el funcionamiento diario y las interacciones sociales. Un estudio integral realizado en Estados Unidos, que rastreó a más de 133,000 profesionales de la salud libres de demencia durante más de cuatro décadas, reveló conexiones alarmantes entre la dieta y el riesgo de demencia. Durante el estudio, más de 11,000 participantes desarrollaron demencia, y el consumo de carne roja procesada emergió como un fuerte factor de riesgo. Específicamente, la investigación indicó un aumento del 16% en el riesgo de demencia asociado al consumo de carne roja procesada, como salchichas, tocino, perritos calientes y salami. Aquellos que consumían alrededor de dos porciones de carne roja procesada por semana enfrentaban un riesgo 14% mayor de demencia en comparación con los individuos que limitaban su ingesta a menos de tres porciones por mes. Los hallazgos sugieren que el control de porciones es crítico; una sola porción equivale típicamente al tamaño de una baraja de cartas, o aproximadamente 85 gramos. Notablemente, el estudio también destacó los beneficios de la sustitución dietética. Al reemplazar la carne roja procesada con proteínas de origen vegetal, como las que se encuentran en nueces, tofu o frijoles, los participantes podrían potencialmente reducir su riesgo de demencia en un 19%. Además, una reducción en el consumo de carne roja y procesada se asoció con una disminución notable en las tasas de mortalidad por cáncer y enfermedades del corazón. Los investigadores estimaron que casi uno de cada diez muertes podría haberse prevenido si las personas hubieran limitado su ingesta diaria de carne roja a menos de 42 gramos durante el período del estudio. El impacto perjudicial de las carnes rojas y procesadas en la salud se puede atribuir a sus altos niveles de grasas saturadas y colesterol, que contribuyen a la acumulación de depósitos grasos en los vasos sanguíneos, un factor bien documentado en las enfermedades del corazón. Además, el alto contenido de sal en las carnes procesadas puede llevar a un aumento de la presión arterial, agravado por la obesidad vinculada a un estilo de vida sedentario y una ingesta calórica excesiva de estos alimentos. Estos factores de riesgo están asociados de manera similar con la enfermedad de Alzheimer, lo que respalda el argumento a favor de la moderación dietética. Por otro lado, la inclusión de "grasas saludables" —encontradas en alimentos como nueces, pescados grasos, aceite de oliva y aguacates— puede ofrecer beneficios protectores contra la demencia y el deterioro cognitivo. Estudios emergentes apuntan cada vez más al papel del intestino en la salud cerebral, enfatizando la importancia de mantener un microbioma intestinal saludable. Esto se puede lograr a través del consumo de prebióticos, como los alimentos vegetales ricos en fibra, y probióticos de productos fermentados como tempeh, chucrut, kéfir y yogur. La conexión entre la dieta y el riesgo de demencia se ve aún más reforzada por hallazgos que indican que el alto consumo de alimentos ultraprocesados se correlaciona con un aumento del 44% en el riesgo de demencia. Sin embargo, es esencial reconocer que no todos los alimentos procesados conllevan los mismos riesgos. La moderación es clave; muchos artículos procesados, incluidos los vegetales enlatados y el pan, ofrecen beneficios nutricionales y no deberían eliminarse completamente de la dieta. Si bien la atracción de las dietas altas en proteínas, como el enfoque cetogénico, sigue siendo fuerte entre aquellos que buscan perder peso, a menudo producen resultados insostenibles a largo plazo. En su lugar, adoptar una dieta equilibrada rica en alimentos de origen vegetal, legumbres y grasas saludables, junto con actividad física regular, es una estrategia más efectiva para reducir los riesgos de demencia y enfermedades del corazón. En resumen, a medida que las personas se esfuerzan por adoptar estilos de vida más saludables este año, es imperativo considerar las implicaciones de las elecciones dietéticas. Al priorizar una dieta baja en carnes rojas y procesadas y alta en alimentos densos en nutrientes, el camino hacia una mejor salud y longevidad se vuelve más claro, no solo para uno mismo, sino también para el planeta.

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