Emimlio Juan Brignardello Vela
Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El uso de metáforas bélicas y deportivas en el lenguaje cotidiano ha generado un debate profundo sobre su impacto en la percepción de la salud, particularmente en el caso del cáncer. Este lunes, durante el XVII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo, se discutió cómo este lenguaje distorsiona la realidad de enfermedades graves y crea una carga emocional adicional para los pacientes. Organizado por la Fundación San Millán de la Cogolla y la Fundación del Español Urgente, el seminario reunió a expertos en lingüística y periodismo para reflexionar sobre el tema. La mesa redonda titulada 'El lenguaje bélico más allá de las guerras' destacó la necesidad de replantear el uso del lenguaje en contextos de salud. Juan Ramón Lucas, secretario general de la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad frente al Cáncer, fue uno de los oradores que enfatizó la importancia de desterrar el lenguaje bélico en relación con el cáncer. Según él, referirse a esta enfermedad como una "batalla" o a los pacientes como "guerreros" no solo es inexacto, sino que puede provocar un sentimiento de culpa y soledad en los enfermos cuando no logran superar su condición. Lucas argumentó que es fundamental llamar al cáncer por su nombre y evitar eufemismos que puedan dar lugar a malentendidos. Abogó por un enfoque más realista que reconozca la dureza de la enfermedad sin adornos ni metáforas que puedan edulcorar la situación. En su opinión, la idea de que una actitud positiva garantiza la recuperación es una falacia que contribuye a la carga emocional que enfrentan los pacientes. Inés Olza, investigadora en lingüística y cognición, propuso alternativas más neutrales para referirse al cáncer, como "el camino" o "el viaje". Aunque estas expresiones pueden parecer más suaves, según Olza, ofrecen una percepción más personal y menos belicosa de la enfermedad. Esta linguista, quien también ha trabajado en la iniciativa #ReframeCovid, subrayó que el uso de un lenguaje menos confrontativo puede ayudar a los pacientes a sentirse menos atacados por su propia condición. Laura Filardo, lingüista especializada en ideología, enfatizó que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que también la construye. Según ella, el uso de metáforas bélicas puede ayudar a comprender mejor ciertos aspectos de la realidad, pero su aplicación en el contexto de enfermedades puede llevar a percepciones distorsionadas que afectan la salud mental de los pacientes. Filardo advirtió sobre la carga ideológica que los eufemismos pueden conllevar, aduciendo que transforman la forma en que se perciben fenómenos sociales y políticos. El catedrático de Lengua Castellana, Jesús Castañón, aportó una perspectiva adicional al vincular el lenguaje bélico con el ámbito deportivo. Destacó cómo el deporte ha influido en el uso de un lenguaje que convierte las competiciones en "campos de batalla". Castañón argumentó que este tipo de lenguaje facilita la comprensión, pero también refuerza la idea de que las luchas son necesariamente épicas y confrontativas, en lugar de ser vistas como procesos personales y muchas veces solitarios. La moderadora del debate, Almudena Martínez, coordinadora general de la Fundación San Millán, recalcó que las metáforas bélicas son comunes en los titulares de los medios de comunicación. Esto no solo refleja una tendencia en el periodismo, sino que también puede impactar cómo el público en general se relaciona con temas de salud. La repetición de este tipo de lenguaje puede contribuir a la normalización de una narrativa que presenta la enfermedad como una guerra, cuando en realidad se trata de una experiencia compleja llena de matices. El seminario se erige como un espacio crucial para cuestionar y reflexionar sobre el lenguaje que se utiliza para describir la enfermedad y el sufrimiento. A medida que se avanza hacia una comprensión más empática y realista del cáncer, se hace evidente que es vital cambiar la narrativa. El objetivo no es solo mejorar la comunicación, sino también aliviar el peso emocional que los pacientes deben soportar en su camino hacia la recuperación. En este contexto, la discusión sobre el lenguaje refleja una necesidad social más amplia: la búsqueda de un entendimiento más humano y menos confrontativo de la enfermedad. La salud no debe ser vista como una guerra que se gana o se pierde, sino como un proceso que involucra apoyo, comprensión y, sobre todo, una comunicación que respete la dignidad de quienes enfrentan el cáncer. La transformación del lenguaje puede ser el primer paso hacia una relación más saludable y equilibrada con la enfermedad.