Emimlio Juan Brignardello Vela
Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La crisis migratoria en México se ha intensificado en los últimos meses, y las consecuencias para las mujeres y niñas en situación de desplazamiento son alarmantes. Un reciente informe del Consejo Danés para Refugiados (DRC), respaldado por la Agencia de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO) y el Departamento de Estado de Estados Unidos, revela que las personas migrantes que atraviesan o se encuentran en México enfrentan un riesgo significativo de violencia de género, en particular las mujeres y las niñas. Esta situación plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y protección de los migrantes en un país que ya enfrenta desafíos profundos en el manejo de su crisis humanitaria. La evaluación, que se basa en entrevistas realizadas entre julio y septiembre de 2023 en lugares como Tapachula, Reynosa y Matamoros, destaca que la violencia de género es un factor considerable que impulsa a muchas personas a abandonar sus países de origen. De las 248 personas entrevistadas, un 19.6% identificó la violencia de género como uno de los principales motivos de su desplazamiento, y esta cifra asciende al 23.9% cuando se considera solo a las mujeres. La violencia en sus diversas formas, que abarca desde maltratos físicos hasta abusos sexuales, se convierte así en un empujón letal hacia rutas migratorias peligrosas. Las mujeres migrantes solas, que a menudo son las más vulnerables durante el trayecto, han relatado experiencias desgarradoras de abuso, incluso a manos de las autoridades encargadas de protegerlas. En Tapachula, se reportaron casos de maltrato y robo por parte de funcionarios fronterizos, lo que pone de manifiesto la traición de la confianza que los migrantes deberían poder depositar en las fuerzas del orden. El clima de impunidad y la falta de mecanismos efectivos para denunciar estos abusos perpetúan un ciclo de violencia que deshumaniza a quienes ya están en una situación de vulnerabilidad. El informe también destaca que la violencia no cesa una vez que los migrantes cruzan a territorio mexicano. Un impactante 43.8% de los encuestados afirmó que algún integrante de su hogar había experimentado violencia durante su estancia en México, y un 14.3% de estos incidentes se clasificaron como violencia sexual y de género. La presencia de grupos criminales y la continua violación de derechos por parte de autoridades agravan esta problemática. La precariedad económica y la falta de acceso a servicios básicos contribuyen a un ambiente de miedo y estrés para estos grupos. La mayoría de los entrevistados, un 68.5%, identificaron la violencia de género como un riesgo constante en su vida diaria. La falta de empleo formal y condiciones de vida inadecuadas no solo genera ansiedad, sino que también provoca que muchas mujeres se vean forzadas a aceptar condiciones de vida que las ponen en peligro, como el abuso sexual a cambio de protección o recursos. Además, el DRC señala que la violencia sexual puede manifestarse de diversas formas, incluyendo la violencia física en relaciones íntimas y el acoso por parte de traficantes o grupos armados. Esta diversidad de experiencias muestra la complejidad del fenómeno migratorio, donde la violencia de género no es un hecho aislado, sino que se entrelaza con otras formas de explotación y abuso que también afectan a los hombres y niños migrantes. Pero la violencia de género no es solo un problema de las mujeres en movimiento; también se extiende a los hombres y niños, quienes sufren violencia sexual en el contexto migratorio. Aunque menos documentada, esta realidad no debe ser ignorada, ya que también refleja un patrón de desigualdad y abuso de poder que permea a lo largo de las dinámicas migratorias. La situación se complica aún más con el contexto de políticas migratorias cambiantes. Más de 200,000 personas en situación migratoria irregular fueron procesadas por las autoridades mexicanas entre julio y agosto, evidenciando el aumento constante de migrantes que buscan seguridad y oportunidades. Mientras tanto, en Estados Unidos, se ha reportado una disminución significativa en la llegada de migrantes, atribuida a cambios en los procedimientos de asilo. Esta disparidad revela las dificultades que enfrentan los migrantes en su búsqueda de protección, al tiempo que exacerba la crisis humanitaria en la región. Sin duda, la crisis migratoria en México no solo es un desafío para las políticas públicas, sino también una cuestión de derechos humanos que exige atención urgente. La violencia de género y sexual que enfrentan las mujeres y niñas migrantes es un recordatorio de la necesidad de respuestas más efectivas y compasivas por parte de las autoridades, así como de la comunidad internacional. La protección de los migrantes debe ser una prioridad, no solo para garantizar su seguridad, sino para preservar su dignidad como seres humanos en búsqueda de una vida mejor.