La RDC enfrenta una crisis de salud mientras un brote misterioso cobra vidas en medio de preocupaciones por la malaria.

En la República Democrática del Congo (RDC), los funcionarios de salud están lidiando con un brote preocupante que ha cobrado al menos 37 vidas, lo que ha levantado alarmas sobre la posible presencia de una infección viral no identificada junto con la malaria. El brote, observado principalmente en la remota zona de Panzi, en la provincia de Kwango, ha resultado en un total de 592 casos reportados, con la mayoría de los pacientes dando positivo por malaria, una enfermedad endémica de la región. La situación se agravó drásticamente con la reciente muerte de un hombre que presentaba síntomas de fiebre hemorrágica, una condición que no se asocia típicamente con la malaria. Este desarrollo inesperado ha llevado a los expertos a reconsiderar la naturaleza del brote. Ngashi Ngongo, un funcionario de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África, esbozó una doble hipótesis: el brote podría ser una manifestación severa de malaria exacerbada por la desnutrición o una infección viral que coincide con los casos de malaria. La zona de Panzi, conocida por sus altas tasas de malaria y desnutrición, complica el panorama diagnóstico. Las autoridades sanitarias señalaron que, si bien el 86 por ciento de las muestras tomadas de 51 casos dieron positivo por malaria, la presencia de síntomas de fiebre hemorrágica sugiere que los riesgos para la salud pueden ir más allá de la familiar infección parasitaria. El Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hizo eco de las preocupaciones en torno al brote, enfatizando la importancia de pruebas exhaustivas. Señaló que, aunque la mayor parte de las muestras de sangre de la zona resultaron positivas para malaria, no se puede descartar la posibilidad de que múltiples enfermedades compliquen el escenario. El brote ha afectado desproporcionadamente a los niños menores de 14 años, con síntomas que incluyen fiebre, dolor de cabeza, tos y anemia reportados en muchos casos. Esta vulnerabilidad demográfica subraya la urgente necesidad de intervenciones de salud dirigidas, especialmente dado el bajo nivel de cobertura de vacunación en la región, lo que deja a los niños expuestos a una miríada de enfermedades. El acceso a la zona afectada es un desafío significativo, con informes que indican que a los expertos de la OMS y del Equipo Nacional de Respuesta Rápida de la RDC les tomó dos días llegar a Panzi. Las dificultades logísticas se ven agravadas por la necesidad de transportar muestras para su análisis a Kikwit, a más de 500 kilómetros de distancia, debido a la falta de instalaciones de pruebas locales. La RDC ha enfrentado crisis de salud en el pasado, incluida una epidemia de fiebre tifoidea hace dos años y un resurgimiento actual de la gripe estacional, lo que complica aún más el panorama de salud pública. A medida que la investigación continúa, los funcionarios de salud se mantienen vigilantes, recolectando muestras adicionales y monitoreando la situación de cerca. Mientras la RDC enfrenta este brote, la situación sirve como un recordatorio contundente de la interconexión de las enfermedades y la importancia de sistemas de salud pública robustos capaces de responder rápidamente a las amenazas emergentes para la salud. Con pruebas en curso y apoyo internacional, las autoridades de salud esperan aclarar la causa del brote e implementar medidas para proteger a las poblaciones vulnerables en riesgo.