Emimlio Juan Brignardello Vela
Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El alarmante aumento del robo en el comercio minorista ha alcanzado niveles asombrosos, con la Federación Nacional de Minoristas (NRF) informando que los incidentes de hurto han aumentado un 93% desde 2019. Este aumento drástico, analizado en colaboración con el Consejo de Investigación de Prevención de Pérdidas y Sensormatic, destaca una tendencia preocupante que los ejecutivos del comercio minorista están enfrentando mientras navegan por un paisaje delictivo cambiante. El aumento del robo se ha atribuido a varios factores, incluyendo las secuelas de la pandemia de COVID-19, que creó un entorno propicio para el robo. Las tiendas vacías y los espacios públicos no monitoreados se convirtieron en objetivos principales para los ladrones oportunistas. Sin embargo, los datos sugieren que este aumento en el crimen no es simplemente un efecto residual de la pandemia. De hecho, entre 2022 y 2023, los minoristas notaron un aumento del 26% en los incidentes de hurto, lo que se traduce en casi 177 robos ocurridos cada día el año pasado. Tradicionalmente, el hurto en tiendas se veía a menudo como un crimen impulsado por la necesidad o el impulso, con individuos robando artículos para uso personal o para vender rápidamente por dinero en efectivo. Pero la naturaleza del robo en el comercio minorista ha evolucionado. Los criminales minoristas se están volviendo cada vez más organizados, empleando métodos sofisticados y estrategias colaborativas que difuminan las líneas entre el robo oportunista y el crimen organizado en el comercio minorista (ORC). Muchos minoristas han observado que los robos ahora a menudo involucran a múltiples individuos trabajando juntos para realizar "barridos de estantería", donde roban múltiples artículos en un solo incidente, un claro alejamiento de los actos individuales de desesperación. El informe identifica una tendencia alarmante: un aumento significativo en el comportamiento violento que acompaña a los robos. Tres cuartas partes de los ejecutivos del comercio minorista informaron que los ladrones están actuando con mayor agresividad, y un asombroso 91% notó un aumento en los incidentes violentos desde 2019. En particular, los incidentes que involucran amenazas o actos de violencia durante el hurto han aumentado un 42%, mientras que las amenazas o exhibiciones reales de armas han aumentado un 39%. Estas estadísticas alarmantes resaltan la urgente necesidad de que los minoristas aborden no solo la pérdida de mercancía, sino también la seguridad de su personal y clientes. A medida que los minoristas se adaptan a estos desafíos, muchos están implementando medidas destinadas a mejorar la seguridad, como asegurar la mercancía, contratar más personal de seguridad e incluso reducir el horario de las tiendas. Sin embargo, estas estrategias tienen un costo. Los ejecutivos del comercio minorista son muy conscientes de que las medidas tomadas para proteger las tiendas pueden crear una experiencia de compra negativa, un sentimiento que comparten el 76% de los encuestados. A pesar de estos desafíos, los minoristas están reportando una tasa más alta de aprehensiones y arrestos relacionados con el hurto. En 2023, hubo un aumento del 64% en aprehensiones y un 83% en arrestos en comparación con 2019. Sin embargo, el problema continuo del crimen minorista ha hecho que sea cada vez más difícil reclutar y retener empleados, con el 93% de los ejecutivos reconociendo dificultades para el personal debido a preocupaciones de seguridad. Para combatir esta amenaza en aumento, la NRF enfatiza la necesidad de un enfoque coordinado que involucre no solo a los minoristas, sino también a legisladores, líderes comunitarios y fuerzas del orden. Las sugerencias incluyen la aprobación de legislación que permitiría la agregación de múltiples robos en un solo cargo, imponiendo así penas más severas a los delincuentes reincidentes. A nivel federal, la NRF está abogando por la Ley de Combate al Crimen Organizado en el Comercio Minorista, que tiene como objetivo mejorar la coordinación entre las agencias del orden. Además, la NRF alienta a los minoristas a mejorar sus prácticas de reporte, ya que muchos admiten subreportar los incidentes de robo a las autoridades. La falta de respuesta oportuna por parte de las fuerzas del orden y el hecho de que muchos robos no superen los umbrales de delitos graves a menudo desaniman a los minoristas a seguir adelante con los cargos. A medida que esta crisis se desarrolla, está claro que la lucha contra el crimen minorista requiere un esfuerzo colectivo. Los minoristas, las fuerzas del orden y los legisladores deben unirse para desarrollar estrategias integrales que no solo aborden las amenazas inmediatas, sino que también restauren la seguridad y protección en nuestros entornos de compra. La creciente ola de crimen organizado en el comercio minorista no solo es una preocupación para las empresas; representa un riesgo significativo para las comunidades a las que sirven y para los medios de vida de innumerables empleados.