Emimlio Juan Brignardello Vela
Emilio Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
A medida que nos acercamos a 2025, la comunidad médica está cada vez más preocupada por una variedad de enfermedades infecciosas que podrían representar amenazas significativas para la salud global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado 11 enfermedades infecciosas, con un énfasis en la enigmática Enfermedad X, que representa el potencial de un patógeno desconocido para desatar una nueva pandemia. La Enfermedad X no es una infección real, sino un término utilizado para describir un virus o bacteria aún no identificados que tiene el potencial de causar grandes brotes. El Dr. Michael Head, investigador principal en Salud Global, advierte que el mundo sigue estando mal preparado para tal evento, resonando la falta de preparación global inicial experimentada durante la pandemia de COVID-19. Con casos recientes reportados en la República Democrática del Congo, donde han surgido más de 400 casos no diagnosticados, la urgencia de mantener la vigilancia es clara. La lista de enfermedades que preocupan a los expertos incluye enemigos familiares como el sarampión, el cólera y la sarna, así como enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue y el chikungunya. El sarampión, en particular, ha visto un resurgimiento, impulsado por la disminución de las tasas de vacunación. El número de niños vacunados contra esta enfermedad altamente contagiosa cayó del 86% en 2019 al 83% en 2023, lo que llevó a más de 107,000 muertes en todo el mundo el año pasado, la mayoría de las cuales eran menores de cinco años. Los expertos señalan que con campañas de vacunación adecuadas, el sarampión podría ser erradicado, al igual que la viruela. El cólera sigue siendo una amenaza global, con hasta 143,000 muertes anuales vinculadas a esta enfermedad diarreica, particularmente entre poblaciones vulnerables en regiones afectadas por el cambio climático y la migración forzada. La OMS ha clasificado el cólera como una amenaza significativa para la salud pública, y aunque los casos son raros en Europa, el riesgo de resurgimiento sigue siendo alto. Las enfermedades transmitidas por mosquitos, como el dengue y el chikungunya, son cada vez más preocupantes a medida que climas más cálidos permiten que estos virus se propaguen más allá de sus rangos tradicionales. Con decenas de millones de casos de dengue reportados anualmente y un aumento de casos de chikungunya en América del Sur, los funcionarios de salud temen un brote en el sur de Europa, incluyendo países como Francia, Italia y España. La gripe aviar, o influenza aviar, es otra enfermedad de interés. Aunque las infecciones humanas siguen siendo raras, existe el potencial de una pandemia si el virus muta para permitir una transmisión eficiente de humano a humano. Es necesario tomar precauciones, ya que el virus puede evolucionar rápidamente, generando alarmas entre los profesionales de la salud. La resistencia a los antimicrobianos plantea un desafío creciente, ya que las infecciones resistentes a los antibióticos comunes se vuelven más prevalentes. La Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) ha señalado el aumento de bacterias resistentes a los antibióticos, particularmente cepas de E. coli, que pueden llevar a complicaciones graves de salud. Esta tendencia subraya la importancia del uso responsable de antibióticos y la educación en salud pública. La tos ferina está actualmente en aumento en el Reino Unido, con más de 10,000 casos confirmados reportados en un brote reciente. La enfermedad puede ser mortal, especialmente para los lactantes, lo que resalta la necesidad de programas de vacunación robustos para proteger a las poblaciones más vulnerables. Por último, la presencia continua de la sarna, una afección causada por ácaros que se introducen bajo la piel, ha visto un aumento significativo en Inglaterra, con casos que aumentaron un 58% en la primera mitad de 2024 en comparación con el año anterior. Aunque la sarna no es mortal, puede afectar drásticamente la calidad de vida, especialmente en condiciones de vida hacinadas. A medida que navegamos por el complejo terreno de la salud pública, los expertos enfatizan la necesidad de preparación global y medidas de salud proactivas. Las amenazas planteadas por estas enfermedades están interconectadas con problemas sociales como la aceptación de la vacunación, el cambio climático y la accesibilidad a la atención médica. Con un enfoque vigilante, las comunidades pueden trabajar juntas para mitigar estos riesgos y salvaguardar la salud pública en los próximos años.